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Esta ciudad, incrustada en el alma
apática, alegre, sola
se cristaliza en sonidos de sirenas
silueta envuelta en lagrimas
estrellas perdidas en el mar
tierra fértil su cuerpo
vino y cerveza.
Este país, tan rico y pobre
pobre de paladar
rico en silencio
cielo perdido en calles o callejones
en avenidas antiguas
modernismo oculto en museos
en pensamientos de futuro
futuro perdido, vendido
extraviado por unos cuantos pesos
amanecer desesperado.
Se estremece la piel
el café se enfría
las palabras son jeroglíficos
los ojos ciegos, miserables
se pierden en el horizonte inexistente.
Un viento lejano
un viento nuevo
sereno y salvaje
cruza galaxias intrépido
aproximando caricias de ventura
y nuevos silencios.
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